Echaba migas a los pájaros en el parque
entre restos de cartones de la noche pasada,
en aquel hueco,
que de vez en cuando hacia suyo.
Pocas las pertenencias,
ya ni el alma le era propia.
Como todas las mañanas, de la nada,
sacaba esa bolsa,
con los restos de las migas que le sobraban del día,
no recordaba ya cuál,
y las repartí,
entre aquellos pájaros
tan lejanos como cercanos.
Al fin y al cabo, en esos pequeños instantes
en que ellos se le acercaban hambrientos
a comer las migas esparcidas,
en el suelo,
el se sentía en compañía.
Como todas las mañanas,
llegaba el momento en que la bolsa quedaba vacía.
¿La bolsa
o la vida?
entre restos de cartones de la noche pasada,
en aquel hueco,
que de vez en cuando hacia suyo.
Pocas las pertenencias,
ya ni el alma le era propia.
Como todas las mañanas, de la nada,
sacaba esa bolsa,
con los restos de las migas que le sobraban del día,
no recordaba ya cuál,
y las repartí,
entre aquellos pájaros
tan lejanos como cercanos.
Al fin y al cabo, en esos pequeños instantes
en que ellos se le acercaban hambrientos
a comer las migas esparcidas,
en el suelo,
el se sentía en compañía.
Como todas las mañanas,
llegaba el momento en que la bolsa quedaba vacía.
¿La bolsa
o la vida?
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