Ella no entiende,
no sabe,
pero cuando me acaricia,
despacio, sin prisa,
por sorpresa
se derrumban los cimientos de mi universo,
se me erizan hasta las células
que giran y giran en busca de sus ojos.
Vibran y se multiplican
para acariciarla en este mundo
de caos
que se queda si se marcha,
ella.
Pero mi piel se queda,
con ella.
No es que el recuerdo se quede
es que nunca se va,
porque,
¿cómo se abandona lo que te llena?
¿cómo se deja de respirar?
No entiendo de eso,
de respirar,
ni de volar.
Sólo entiendo de ti.
El sol en tus labios,
cuando te beso.
La arena deslizarse,
cuando mis dedos pintan tu lienzo.
Un mar de miedos
a la deriva y desatados
en la tempestad
a la que me lleva
tu deseo,
mi deseo,
desearte digo,
quiero
decir.
¿Ves?
Ni yo me entiendo.
Sólo de ti entiendo.
De arriba a bajo,
de dentro a fuera,
y si cambiamos el sentido
también entiendo.
Cómo no entenderte
si te clavaste en mi aliento
cuando te miré,
a los ojos,
esos en los que me pierdo.
Pierdo
el conocimiento
si me miran
hasta dentro.
Me pierdo,
en ellos
dentro.
¿Lo entiendes ahora?
¡Cómo no entenderlo!
Si antes de tocarte,
verte,
besarte,
ya te entendí por entero
al escribirte...
al imaginarte.
no sabe,
pero cuando me acaricia,
despacio, sin prisa,
por sorpresa
se derrumban los cimientos de mi universo,
se me erizan hasta las células
que giran y giran en busca de sus ojos.
Vibran y se multiplican
para acariciarla en este mundo
de caos
que se queda si se marcha,
ella.
Pero mi piel se queda,
con ella.
No es que el recuerdo se quede
es que nunca se va,
porque,
¿cómo se abandona lo que te llena?
¿cómo se deja de respirar?
No entiendo de eso,
de respirar,
ni de volar.
Sólo entiendo de ti.
El sol en tus labios,
cuando te beso.
La arena deslizarse,
cuando mis dedos pintan tu lienzo.
Un mar de miedos
a la deriva y desatados
en la tempestad
a la que me lleva
tu deseo,
mi deseo,
desearte digo,
quiero
decir.
¿Ves?
Ni yo me entiendo.
Sólo de ti entiendo.
De arriba a bajo,
de dentro a fuera,
y si cambiamos el sentido
también entiendo.
Cómo no entenderte
si te clavaste en mi aliento
cuando te miré,
a los ojos,
esos en los que me pierdo.
Pierdo
el conocimiento
si me miran
hasta dentro.
Me pierdo,
en ellos
dentro.
¿Lo entiendes ahora?
¡Cómo no entenderlo!
Si antes de tocarte,
verte,
besarte,
ya te entendí por entero
al escribirte...
al imaginarte.
Ojalá el entendimiento se extienda y se expanda y solo se concentre cuando haga bien y no mal. Me gusta la sensualidad suave con la que lo abordas (y lo bordas), Nuria.
ResponderEliminarGracias por el comentario, el cumplido y el ojalá :)
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