Olvidar,
oh quisiera,
todas mis vidas.
Centrarme,
sólo en esta
en la que me miras, y de pronto,
la bruma
se disipa.
Olvidar,
los recuerdos de niña,
cuando el miedo me invadía
de pesadillas
que asustaban
(y asustan),
a la pequeña pecosa
de las trenzas y las coletas
que valiente príncipe
se creía.
Olvidar los juegos infantiles,
cerrar heridas,
crecer,
aumentar en perspectivas
y hacer altas
las miras.
Soñar
con tocar el cielo
y volar.
Caminar por el arco iris,
navegar sin velas
al lado de los delfines,
saltar
tan
alto
que las vallas
no puedan frenar al viento.
Por qué no...
Olvidar las limitaciones
impuestas por costumbre.
Las lenguas
que hablan y reptan
entre palabras
convertidas en
moribundas,
echadas en los discursos
sin gloria ni pena.
Arrojadas
como
fieras hambrientas
que horadan
las almas en vela,
porque las vidas
ya no les alimentan.
Olvidar
todas las modas
con las que vestí
mi subsistencia.
Desnudarme.
Robarte una mirada,
y quedarme a vivir
en ella.
oh quisiera,
todas mis vidas.
Centrarme,
sólo en esta
en la que me miras, y de pronto,
la bruma
se disipa.
Olvidar,
los recuerdos de niña,
cuando el miedo me invadía
de pesadillas
que asustaban
(y asustan),
a la pequeña pecosa
de las trenzas y las coletas
que valiente príncipe
se creía.
Olvidar los juegos infantiles,
cerrar heridas,
crecer,
aumentar en perspectivas
y hacer altas
las miras.
Soñar
con tocar el cielo
y volar.
Caminar por el arco iris,
navegar sin velas
al lado de los delfines,
saltar
tan
alto
que las vallas
no puedan frenar al viento.
Por qué no...
Olvidar las limitaciones
impuestas por costumbre.
Las lenguas
que hablan y reptan
entre palabras
convertidas en
moribundas,
echadas en los discursos
sin gloria ni pena.
Arrojadas
como
fieras hambrientas
que horadan
las almas en vela,
porque las vidas
ya no les alimentan.
Olvidar
todas las modas
con las que vestí
mi subsistencia.
Desnudarme.
Robarte una mirada,
y quedarme a vivir
en ella.
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