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(A)Diós

A Dios
dije una noche,
no llores más debajo de mis sábanas,
escondido del insomnio
de quien ni duerme ni despierta.
Deja la conciencia
tirada en aquella playa,
desierta,
donde la bruma  nunca se disipa,
anclada cual estatua
como la mujer que volvió atrás la vista.

A Dios
pedí el cielo
una noche de invierno,
o verano,
ya no me acuerdo.
Con las estrellas quietas
para que yo pudiera contarlas
una a una,
dibujando mis sueños sobre ellas.

Adiós
quiero decir.

Adiós a los monstruos
que se esconden debajo de la cama
las noches encendidas
de rayos y centellas.

Adiós entre dudas y certezas
agarradas al estómago
un día cualquiera de borrachera,
y eso si te acuerdas.

Adiós
al camino entre hortigas
que de tanto luchar con ellas
te llenan aún de más heridas.
A las batallas perdidas,
a los billetas de vuelta,
siempre más pequeños que los de ida.
A las golondrinas
que siempre seran oscuras
desde mis cristales si me visitan.

A Dios
quiero decir
y adiós digo.
Ni contigo ni sin mí,
pero a mi manera,
déjame vivir
mi pena o mi castigo.

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