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Cuando el universo juega al escondite

Saber que estás.
Que el espacio es corto
pero la distancia larga.
Espesa.
Niebla densa que no me deja verte,
que nos separa.
Y el ansia aprieta,
desespera,
no poder tocarte,
dejar de respirarte por culpa
de esta cortina que el azar
corrió tras un día de calor
ajeno.
El nuestro, aún no se enfrió.
No tuvimos tiempo ni cambio
para comprar un solo recuerdo.

Dime vaso vacío,
dime algo
que por eso te apuro.
Te apuro y te miro,
con el ánimo perdido
y las ganas oprimidas por lo que pudo ser y se quedó en tan solo eso...
un suspiro
tras un trago amargo.

Te llené de nuevo,
y yo sigo en el mismo lugar.
Sentada.
Derrumbada tras la barra de un bar,
hogar de gente de todas partes.
Hogar de aquellos que quieren perderse,
porque encontrase duele.

Y yo,
que ya me encontré,
en ese punto que tú conoces,
me pierdo
siempre que el universo se retuerce
y juega al escondite
con nosotras dos.

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