Ir al contenido principal

Todas las tardes de domingo

Hoy recupero una poesía vieja, de viejos tiempos, de viejos recuerdos. Permanecen para recordarme cada día todo lo que he logrado vencer.


Manto de otoño que cubres las soñolientas calles de mi nostalgia,
escucho tu lamento en el susurro de la noche,
tus golpes despiertan mi inocencia dormida
y añoro tus palabras en mis recuerdos perdidos.


Me detengo y escucho.
Allá, en la profundidad del silencio,
te busco.
No estas,
pero te siento
en cada palabra que pronuncio.


La lluvia me habla,
escupe esas palabras tan repudiadas.


Manto de otoño que siembras todas las mañanas
los deseos de mi alma en las miradas de los vampiros
de las noches ya pasadas.
Sus labios sedientos de vida
palidecen en tinieblas ante la muerte venidera.


Y a veces lloro
ante mi reflejo.


Y a veces miento.


Frío metal imperecedero
que se clava tan adentro.
Me hieres.
Me quieres.


Manto de otoño, despiértame del sueño imposible en que vivo,
háblame de esos momentos que robaste a otros amantes hoy esquivos
y cuéntame el final de mil historias perdidas en el olvido.
Conversas conmigo todas las tardes de domingo,
pero tus palabras no escuchan lo que yo digo.


Y te vas
y yo me quedo.


Yo siempre me quedo.


Sola.

Comentarios

  1. Pues yo creo que eres culo inquieto y ya no te quedas quieta.
    Me gustan esas formas...mucho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¿Yo culo inquieto?! Nooooo. Dame tranquilidad y verás :P
      !Gracias!

      Eliminar
  2. Vencido y bien vencido..

    Al final,
    te vayas o te quedes
    se vayan o se queden...
    Te entiendan o no,
    sola o aconpañada,
    tu vida es tuya y de nadie mas.
    No dejes de vivirla y vivirte
    No dejes de quererte
    ..y no dejes de soñar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bonitas palabras :)
      Yo lo sigo intentando y con gente que me lo recuerde de esta manera, se me olvida menos. ¡Gracias!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

No hables sino quieres

No hables sino quieres, los silencios a veces curan. Pero a veces, matan. De suicidios silenciosos están llenos los periódicos, y las calles. Los veo todos los días, en esos rostros que se disfrazan para ser uno más, y en esas miradas que se esconden para ser uno menos. Siempre en pié, siempre corriendo, por esas calles en las que todos piden paso sin gracia ni perdón, o un pedazo del pan de cada día, y los más incautos, una casa hipotecada (de por vida). ¿Pero, qué vida? Esa que esconden en los sueños que matan, los que te vende una sociedad civilizada, esa que no habla, que no mira, y que pisa. Pero tu calla, calla y come, y como con la boca llena no se habla, calla, y come más. Ya hablarán ellos, y ellas, los que no dicen nada, los que te ponen la comida en la boca, y luego te la quitan, los de la foto bonita. Como te iba diciendo, no hables sino quieres. Pero el silencio, mata.

¿Con qué te quedas...?

Qué te puede dejar un lunes cualquiera. Agobio, ilusión... Una sonrisa que te regalan al pasar. O ese calor que se pega a tu piel, a veces reconfortándote, a veces agobiándote. O esas gotas de lluvia que te refrescan al caer y se llevan la aspereza. O cuatro monedas encima de la mesa... ¿Con qué te quedas?