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Quizá

Quizá este sea el momento, ese en el que por fin miras de frente a la vida, y sin miedo, te lanzas a ella.
De lleno.
Sin paracaídas.
Con las manos abiertas y el cuerpo suelto, para que los golpes no duelan tanto.

Quizá hoy te atrevas, a soltar el pasado que arrastras de lejos y cargas por encima del mañana.
De golpe.
Sin mirar atras.
Dejando el paso liviano de quien aún quiere soñar y volar.

Quizá el miedo vuelva una vez más, por la espalda y sin avisar, tu estómago siempre lo olerá.
De nuevo.
Sin piedad.
Sembrando los días con todas las pesadillas de aquellas noches perdidas en la oscuridad que nunca te dejan en paz.

Quizá.
El quizá siempre vuelve.
Quizá,
hoy lo dejes pasar, de largo.
Quizá.

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No hables sino quieres, los silencios a veces curan. Pero a veces, matan. De suicidios silenciosos están llenos los periódicos, y las calles. Los veo todos los días, en esos rostros que se disfrazan para ser uno más, y en esas miradas que se esconden para ser uno menos. Siempre en pié, siempre corriendo, por esas calles en las que todos piden paso sin gracia ni perdón, o un pedazo del pan de cada día, y los más incautos, una casa hipotecada (de por vida). ¿Pero, qué vida? Esa que esconden en los sueños que matan, los que te vende una sociedad civilizada, esa que no habla, que no mira, y que pisa. Pero tu calla, calla y come, y como con la boca llena no se habla, calla, y come más. Ya hablarán ellos, y ellas, los que no dicen nada, los que te ponen la comida en la boca, y luego te la quitan, los de la foto bonita. Como te iba diciendo, no hables sino quieres. Pero el silencio, mata.

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