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Mi pena eterna a perderla



Tengo miedo a morir sin haber
amado bastante.
—Gloria Fuertes—

Tiene miedo el mar.
                       Embravecido.
Poderoso e inmenso
en lo ancho y más alto
                       —Titán—
                      de las olas.
Salpica cuando llora.
                      Oh, mi señora.
Acaricia en su quietud
cuando te abraza,
                      soñadora,
en la calma de un día,
cualquiera,
                     de verano
                     eterno.

Por qué se aleja, a veces,
y otras...
                    Se acerca.
¿Entiende que la quiero?
¡Cuántas veces se lo dije!
                     Vasto
                     Infinito.
Suplico,
que viva siempre.
No se vaya,
nunca,
sin decir adiós.
En sus lágrimas yo me baño
de oro y plata
descalza siempre el alma,
hundiendo los pies en la arena.
Hundiendo en su playa...
                   Mi pena.

El no tiene miedo, ni ella.
El género es lo de menos
—lo sincero es su esencia—.
Le miro a los ojos y la veo.
Pura y cristalina.
Amante de las estrellas herrantes.
Amiga,
confesa devota
de pecadores.
Presencia.
                    Eterna.

El miedo es mío.
                   A perderla.





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