historias de verano, de amigos y de vida |
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Llegaron a aquel pueblo desde distintos caminos, con historias alejadas, y similares miedos. Miedo a la luz, miedo al mar, miedo a la gente. Ahogados en un mundo oscuro que habla de rebeldía ante una vida que aún no conocían. No se hicieron amigos queriendo, ni por impulso. Fue la coincidencia de un momento que se repitió con insitencia durante muchas tardes de aquellos días. Hay una sola manera de contar las cosas más oscuras, con la luz de la mirada del que escucha a tu lado. Así fue como se descubrieron eternos. Una tarde, cuando el sol ya anunciaba el final, se hicieron el juramento de volver siempre que uno cayera a aquel lugar, ese en el que los dos miraban de la misma manera, con la misma luz.Ese verano se prometieron seguir tocando el sol. Cada día. Al final de todo. A pesar de la distancia.
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