¿Sabes cariño,
que a veces,
de pronto,
se me clava en el estómago
unas ganas tremendas de verte?
¿Que se me cuela
por una esquina del corazón
una sonrisa
pasada
que me despierta el recuerdo de tu boca?
¿Y que las cosquillas
de la imaginación
acarician
hasta la penúltima célula de mi memoria
que desea tenerte
muy cerca
ahora?
Hay instantes
que duran
eternidades,
y momentos que horadan el tiempo sin saber quedarse quietos.
Yo me paro,
en
uno
de
ellos,
en el que te tengo.
Y por más que lo atrapo no se repite eterno.
Te recuerdo
cada vez
que por el mundo
te huelo.
Te sueño
cada vez
que en el horizonte
cierro los ojos.
Y te veo.
Mas no te tengo.
Mas tenerte anhelo.
Sabes cariño,
que intento
escribirte
en tu ausencia,
que te busco
en palabras
que dibujan tu presencia
(lo intentan),
en un mar abierto
de besos,
perdidos,
palabras susurradas
y miradas
cercanas,
con tus manos
sobre mi piel
acariciando
la luna
de una
noche
eterna.
Tu noche.
Mi luna.
Llegará un día, cariño,
en el que la poesía
sólo me hable
de ti en primera persona,
y mis letras
sólo sepan escribir
de orgasmos que recuperan
el tiempo
perdido
entre
metáforas
y otras
cosas
de
estas.
que a veces,
de pronto,
se me clava en el estómago
unas ganas tremendas de verte?
¿Que se me cuela
por una esquina del corazón
una sonrisa
pasada
que me despierta el recuerdo de tu boca?
¿Y que las cosquillas
de la imaginación
acarician
hasta la penúltima célula de mi memoria
que desea tenerte
muy cerca
ahora?
Hay instantes
que duran
eternidades,
y momentos que horadan el tiempo sin saber quedarse quietos.
Yo me paro,
en
uno
de
ellos,
en el que te tengo.
Y por más que lo atrapo no se repite eterno.
Te recuerdo
cada vez
que por el mundo
te huelo.
Te sueño
cada vez
que en el horizonte
cierro los ojos.
Y te veo.
Mas no te tengo.
Mas tenerte anhelo.
Sabes cariño,
que intento
escribirte
en tu ausencia,
que te busco
en palabras
que dibujan tu presencia
(lo intentan),
en un mar abierto
de besos,
perdidos,
palabras susurradas
y miradas
cercanas,
con tus manos
sobre mi piel
acariciando
la luna
de una
noche
eterna.
Tu noche.
Mi luna.
Llegará un día, cariño,
en el que la poesía
sólo me hable
de ti en primera persona,
y mis letras
sólo sepan escribir
de orgasmos que recuperan
el tiempo
perdido
entre
metáforas
y otras
cosas
de
estas.
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